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MARCAJE (2024)

Instalación en Espacio Pólvora. Buenos Aires , Argentina.

 

Texto de sala por Violeta González Santos

 

Dianela Paloque presenta una serie de dibujos en tinta sobre cuero vacuno y unas esculturas realizadas con mates de aluminio que toman tanto las paredes como el piso de esta sala. Repito lo que ya se ve a simple vista, porque es necesario describir lo que se ve materialmente para entrar al universo de la artista. Retazos de cuero, rastros de óxido, dibujos urbanos, mates que brillan y se acumulan. En sus piezas Paloque explora los materiales tanto desde lo simbóli- co como de lo material dando lugar a una serie de reflexiones en torno a universos dispares: el campo y la ciudad, el cuero y la piel, los oficios tradicionales y el arte contemporáneo. Al transformar el objeto de uso en objetos de contemplación la artista evidencia la naturaleza de los materiales y su propia intrínseca capa- cidad de expresión.

En este diálogo coral entre su contacto con la materialidad aparecen distintas capas que se despliegan, profundizan y complejizan la lectura sobre su trabajo. Vamos entonces, por partes: primero, el cuero. El cuero que Paloque utiliza pertenece a los bordes, a la periferia del animal. Este material descartado por sus imperfecciones es retirado de la cadena de producción y dejado de lado sin ningún uso. Utilizar este elemento habla de la labor de la curtiembre, de los oficios del campo, de la relación entre humanos y animales que forja la idea de paisaje y de la vida campestre argentina. Aún así, no toma el tema desde el centro de la historia sino que habla de sus márgenes, de aquello que queda en una frontera entre el adentro y el afuera. El trabajo del cuero, actualmente mayormente masculinizado, oculta lo que Paloque resalta: el error, los agujeros, las manchas, todo aquello que se aleja de la idea de perfección para acercarse a la particulari- dad de cada retazo, cada forma, cada naturaleza.

Segundo, los dibujos. En las piezas de cuero aparecen dos tipos de dibujo, por un lado aquella mancha que resulta del contacto entre el cuero y distin- tos objetos de descarte de metalúrgicas que al ser ubicados delicadamente y dejados por muchos días a la intemperie van marcando con el óxido la superficie. Esta huella, color ocre, da cuenta de un tiempo y una interacción con un clima, un paisaje, una temperatura; son dibujos azarosos donde el resultado está dado por un agente externo y no controlado del todo por la artista. Por otro lado, los dibujos hechos con tinta reproducen un imaginario más urbano. Graffitis, frases, corazones flechados, frases de amor que fueron recolectados a su vez de distintas caminatas y recorridos por la ciudad se traspasan al cuero dándole también un carácter de piel, una piel colectiva, híbrida, sin especie. Una piel humana y animal que acumula la huella del tiempo, los pasajes de aquellos que caminan y también que mueren.

Por último, las esculturas terminan de conformar a Paloque como una artista recolectora. Estos mates de madera revestidos de aluminio, llegan a sus manos de forma azarosa, y con su superficie lisa y su forma tradicional se acumulan unos sobre otros generando tótems. Este elemento tan simbólico de la argentinidad también nos hace reflexionar sobre su tiempo y preguntarnos no sólo por su carácter formal sino también por cuántas mezclas de paisajes, de tradiciones y de temporalidades hay en un objeto.

De este modo se conforma Marcaje. Marcaje como marca, cicatriz como tatuaje, huella como herida, cuero como piel, membrana como frontera, óxido como dibujo, graffiti como huella, oficio como arte.

A partir del encuentro fortuito y sensible con la materia Paloque da inicio a un proceso vibrante en el que los elementos se entrelazan tanto en su signifi- cado como en su naturaleza. En su proceso Paloque reflexiona y transmite sobre el poder de las cosas inanimadas que tienen el poder de actuar, producir efectos dramáticos y sutiles aún cuando han sido desechados, rechazados o ignorados. Dicen los materialistas que toda materia, todo material, tiene una densidad y un modo de fluir. En Marcaje esa densidad de la materia prima, del paisaje que el cuero trae, su imaginario dentro de una tradición e incluso su idea de muerte, se unen con el fluir de la vida urbana, las formas sinuosas de un recipiente autóctono como el mate, lo corrosivo del óxido, las tempestades del clima, sus vientos y sus lluvias. Esto da cuenta de una materialidad cambiante y expresiva que, dentro de su movilidad muestra las relaciones entre todo lo inanimado y aquello que llamamos vida.

 

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